Hace varios años escribí este texto que mandé a un concurso de relatos de cine. Es mi particular homenaje a esa grandiosa película que descubrí en la adolescencia, y una excusa para volver a escuchar el concierto nº 2 opus 18 de Rachmaninov (más abajo puedes escucharlo en youtube).
QUE EMPIECE YAQue nadie me quite el repentino apagón, la soledad compartida, el silencio denso. Que ningún chasquido me haga recordar que estoy en una butaca y no en la pantalla, que ningún zopenco me recuerde la impuntualidad, el pisar a los demás. Que empiece la película ya.
Que nada es al principio lo que parece, y estoy dispuesta a creérmelo todo. Con los ojos tensos y los oídos abiertos, hoy tengo, vuelvo a tener, mi Breve Encuentro con David Lean, año 1945, blanco y negro. Y nada más empezar, me apoyo en la columna sonora, como dicen los italianos, para ver mejor. En una húmeda estación de trenes, se abre la puerta del bar…
Gente corriente aguarda la llegada de su tren. Rutina, conversaciones intrascendentes. Una despedida cortés. Pero la historia ha empezado por el final: durante 88 minutos iremos atrás y adelante en el tiempo, como en los viajes de ida y vuelta de los trenes de cercanías, viajando en lo que es y en lo que pudo haber sido, en lo que fue y en lo que no volverá a ser. La vida cotidiana de dos desconocidos alterada por un vértigo imposible, bañado en vapor de locomotora, entre trenes impertérritos que no esperan a nadie.
Sumergidos en nuestra butaca, donde todo lo que nos rodea queda desenfocado, contemplamos a la esposa abnegada que ríe como una colegiala, y al hombre que se emociona con la dama; a la mujer vulgar que descubre que se ha enamorado, al médico que deja a sus pacientes apartados. La cordialidad convertida en latido acelerado de corazón. En amor. Hasta que el destino decide que el juego ha terminado, y lanza dados como piedras que devuelven a cada uno a su sitio, lejos, muy lejos, el uno del otro. Y al llegar al final hemos vuelto al principio, en el que todo cobra un nuevo sentido, cada gesto tiene otro significado, y cada palabra encierra doscientas. Se vuelve a abrir la puerta del bar... y ahora vemos lo que no vimos.
Rachmaninov ha sido una recia columna. Nadie se desmorona. Las luces se encienden. Todo vuelve a la normalidad, a lo consabido. Ha sido un breve encuentro con la cara oculta de la luna, lo que no se ve pero el cine muestra. Un tiempo de celuloide que añadir a nuestra existencia.
Beatriz Alonso Aranzábal
PD: El relato está incluido en el libro "LA VIDA ES UNA PALABRA MUY CORTA" de la Editorial Nazarí (2014). Puedes encontrarlo aquí.